Marcela Lopecito
Cada mariposa posee grabada en su cuerpo, las huellas de su historia... de metamorfosis y cambio, de gusano de seda a oruga, del volar y expandirse, del cercano final...
En cada niño está guardado esa posibilidad de despliegue, de expansión, de transformación y crecimiento...
Las huellas de esa etapa están impresas en nosotros en forma de sensaciones: colores, texturas, temperaturas, de una luz propia y personal que nos es muy difícil poner en palabras. Cuando de adultos nos atrevemos a destapar esas huellas, sacarlas de su escondite, nos producen emociones espontáneas que nos embargan y estremecen al apenas recordarlas. Estas fotos intentan ser una reminiscencia de dichas sensaciones.
Work in progress: 2011, 2015...



